7.5.07

La historia de la estupidez humana

Francisco Cifuentes

No estuvo este mes tranquila la mente de los dirigentes colombianos agobiados por más de un problema apremiante y no dejó de hacerse reiterativa la estupidez en las propuestas y en las soluciones que, al final, son los que recaen sobre la espalda una sociedad cautiva que soporta paciente y ve aturdida cómo los responsables de su destino parecen tener excrementos –debo decir mierda– en lugar se sesos en el cerebro.

Semana por la paz
1. Para empezar la lista, basta con revisar la febril actividad palaciega en la “semana de la paz”. Me refiero a la “desmovilización” de cuarenta guerrilleros –menos uno colado– de las Farc condenados de mucho tiempo atrás por todos los delitos posibles y presos en cárceles de máxima seguridad que fueron trasladados temporalmente a recintos carcelarios menos severos para iniciar la revisión de sus condenas y aplicarles las penas benignas del nuevo estatuto. Todo en aras de demostrar que la ley de Justicia y Paz resulta aplicable y atractiva a los grupos subversivos de “izquierda” y no siga siendo vista a los ojos de la “comunidad internacional” como una ley de paramilitares. No se qué esguince hay en la ley que soporte esta decisión, pero que sea el gobierno quien lo esté promoviendo es una estupidez que no me cabe en la cabeza. A mi no me importa que los cuatro mil o más guerrilleros actualmente presos salgan libres mañana; las condenas superiores a cinco años en una cárcel colombiana me parecen excesivas por la miseria, el hacinamiento y promiscuidad y el hambre que se vive en ella; excesivas aún para Garavito. Pero no creo que el texto de la ley dé para que la justicia sea tan manguiancha, ni que la situación del conflicto esté para iniciar el proceso de jubileo a los presos de un grupo guerrillero que no ha dado muestras de estar interesado en desmovilizarse, desarmarse y en cesar sus atropellos y secuestros a la población civil, ni de querer abandonar su negocio. Ali Babá debe estar esperanzado que entre los "reincorporados" se encuentre el que sepa el abracadabra para entrar a la cueva de los tesoros enterrados.

En la misma semana se pasó, así no más, en la terminología oficial de llamar a la insurgencia “la amenaza terrorista” a la de “amenaza nuclear” o lo como quiera que se denomine el conflicto por parte de la dirigencia del ELN, todo para atraerlo a “negociar” con la sociedad civil encarnada en un grupo de “bobales” que dicen representarla, de cuyas reuniones saldrán las propuestas de convocar a una “Convención constituyente” y el borrador de una nueva Constitución política para los colombianos. Cinco señores residentes en exterior que gozan de la vida muelle y tranquila de los diplomáticos, y disfrutan de las regalias de la franquicias autorizadas por ellos –apoyados por cuatro mil aterrorizadores armados, sin compasión ni corazón– nos dictarán el articulado del pacto social que deben acoger los cuarenta millones de colombianos. Pero además de ceder en los principios que implican modificar el carácter de terrorista al de insurgente, se brinca el gobierno el hecho de entrar a negociar con un grupo desfachatado que con “disculpas” y la promesa de aplicar la justicia revolucionaria a los responsables de crímenes execrables, sale del mal paso de sus errores “militares”, como el asesinato de curas y la exigencia de rescate por los cadáveres ancianos secuestrados muertos en el oprobio del sometimiento y cautiverio a que los someterion.

No se escaparon, tampoco, los secuestrados políticos del manoseo de ambas partes, gobierno y guerrilla, y los familiares de estos secuestrados de elite, ya que los demás secuestrados no cuentan y tendrán sus familiares que negociar por su cuenta y riesgo con la “otra autoridad” y que seguir cifrando los mensajes del pago del rescate con los secuestradores en los programas radiales del amanecer. Estuvieron presentes en este agite los comunicados y contracomunicados, las mesas con manteles relucientes y recién planchados, las escuelitas rurales y los alcaldes de provincia mandado barrer los patios de las mismas, las misas y las procesiones; todo parte de un círculo infernal en donde la única salida jurídicamente viable de este embrollo, para mí, es la que se ensayó con éxito en el gobierno anterior: dejar que se “vuelen” los guerrilleros presos con bombazos a las paredes de las cárceles y posteriormente la guerrilla con el aparato publicitario de las ONG de izquierda y la “comunidad internacional” como garante, entregará en gesto de buena voluntad y sin pedir contraprestaciones a los secuestrados políticos.

La semana de la paz estuvo también signada dentro la estupidez con nombramiento de los los miembros de la Comisión de Paz contemplada en la ley, el gobierno en un gesto de magnanimidad, –corazón grande– la concede a personas destacadas por su locuacidad de los infelices que viven bajo este régimen totalitario. Tendrá pues que aguantarse la sociedad y los funcionarios oficiales otra Super Corte de intocables que dictará qué bienes son suficientes para reparar a las desoladas víctimas del conflicto, seguramente, excluirán como víctimas a los familiares de los militares y policías muertos en actos terroristas, porque ellos “murieron en combate” y seran los contribuyentes quienes deban reparar esas muertes y de pronto se llegue a que las verdaderas víctimas del conflicto serán los familiares de los guerrilleros muertos. Menos mal que los nombrados no son todos de la misma cuerda y tendremos con gran probabilidad un espectáculo de las disputas ideológicas sobre lo que es reparación y lo que es víctima, por lo que no auguro un peso por el buen funcionamiento de esta comisión. Debió el gobierno en su lugar nombrar gerentes; porque para discursos y precisiones están las columnas de los periódicos y las páginas de internet de haberlo hecho así, tal vez, algún día, las víctimas hubieran podido esperar alivios concretos en metálico. Pero con los actuales designados ya veo la nube de hermandades y oenegicitas que saldrán a dictar cátedra sobre el manejo comunal de los bienes entregados por los paramilitares y veremos como se esquilma otra vez al necesitado.

Turbay Ayala
2. El segundo acontecimiento que afectó la lucidez de los dirigentes colombianos fue la muerte de otro ilustre ex presidente, por la lectura de casi ochenta páginas aparecidas en los medios de comunicación bogotana y miles de horas con declaraciones de “vivas” o “sentidas” expresiones de pesar y dolor de cuanto funcionario o ex funcionario tuviera a mano un micrófono, me hicieron pensar que se trataba de la muerte del “Gran Burundún Burundá” que describió con todos los detalles Alberto Zalamea. Pero no. Era el ex presidente Turbay Ayala quien había muerto.

Todo cadáver me produce una sensación de fruición y ansiedad por la solidaridad de la especie que se sobrepone a mis esfuerzos de racionalizar la muerte. Pienso ¿quién fue el hombre que ocupó este cuerpo? ¿Qué hizo en la vida? ¿Qué sueños tuvo? y finalmente qué suerte le desearía yo si existiera el viaje de Caronte. ¿Qué lleve la moneda para que su paso sea tranquilo al Ades y no lo arrojen al Averno? ¿Y si Averno tiene varios círculos de sufrimiento eterno en cuál paila quisiera que estuviera? Me quedo tranquilo con este juego de mi imaginación porque se que, en el fondo, el Ades y el Averno son los momentos que se viven en esta vida y no vale la pena condenar a los recordados por la Parca a mayores sufrimientos que ya los vividos; simplemente ellos ya pasaron. Mi juventud transcurrió durante el gobierno de Turbay Ayala y toda mi vida la ocupó en mis oídos lo que hacía o lo que no hacía. Nada grande, nada memorable, excepto que él era un político puro, que hasta el último momento de su vida tenía su libreta de recomendados y recomendables a los cargos oficiales en la mano, haciendo favores que nunca supe qué interés personal los impulsaba. Una última observación, no lo tuve en mi lista de corruptos, así haya estado rodeado siempre de runchos. Pero no creo que haya sido ni tan buen gobernante, ni tan visionario como dicen los apologistas, pues él dirigió al país y tiene su cuota de responsabilidad en el lodazal que hay en tantos sectores de la sociedad, el retraso y la injusticia que nos dejan a cientos de kilómetros de ser una sociedad feliz.

La reelección presidencial
3. Entrada especial en este capítulo sobre la estupidez humana que no puede saltarse son las movidas del procurador, el gobierno, las cortes y de los políticos en el momento en que se decidirá sobre la constitucionalidad de la reelección presidencial. Es ridículo pensar que puede pasar esta reforma en una Corte que “no se arrodilla” y que es un verdadero nido de arrogantes que están por encima de todos los mortales; pensar que la reforma puede pasar sin recortes, condicionamientos y comunicados de prensa. Pero más ridículo es pensar que con declaraciones de “bombo” como lo hizo últimamente el ministro de gobierno o con el nombramientos de embajadores se puede cambiar la suerte de lo que ya está decidido y marcado. Y mucho más estúpido son los planes que proponen los interesados en la reelección “C” –utilizar el artículo de la consulta popular–, “D” –votar en blanco para descalificar a todos los “otros candidatos”– “E” –votar en urna aparte una séptima papeleta para arrollar el fallo de la Corte–; “F” –convocar a un referendo–; "G" –la desobediencia civil a la sentencia adversa de la Corte". El único contra que tenía la soberbia de la Corte fue desechado cuando se abortó la recolección de firmas en respaldo a una reforma constitucional alternativa de origen popular. El resultado de la sentencia no me importa. Si se aprueba, seguramente, votaré por Uribe porque a pesar de estarse revolcando con los boyardos en el estiércol de la politiquería, encuentro que él es un gobernante que trabaja en su cargo, sin cinismo, sin frivolidad; a quien le importa el futuro y el destino del país. Si no pasa la reforma, me demostrará que no era ni tan buen gobernante ni tan capaz como yo lo creía, porque dejó pasar la oportunidad de recibir un segundo mandato de gobierno con un congreso mayoritario desplumado de politiqueros y payasos y con el apoyo de esa fuerza política, entrar a hacer las reformas que son tan necesarias en el funcionamiento del Estado. Yo seguiré cantando con la discreción de la asesina de Pedro Navajas “el pueblo se merece a sus dirigentes” “la vida te da sorpresas, sorpresas te da vida”.

El sistema acusatorio
4. Parece increíble que la renovación de la cúpula de la Fiscalía sea el factor esencial para determinar que lo que ayer era una maravilla y el salto más importante en el servicio de la justicia pronta y cumplida que se merecen los colombianos, es decir, la entrada en vigencia del sistema penal acusatorio puro, fundamentado en el procedimiento oral, el hecho y logro admirable hasta el último día en el cargo del anterior fiscal; ahora, de la noche a la mañana con el nuevo fiscal, diga que el sistema está a punto de colapsar. Yo creo más al segundo que al primero, pero me confundo cuando dice que este sistema opera eficientemente solo para “el robo de celulares” cuando el anterior fiscal había impulsado el principio de oportunidad, es decir, la discrecionalidad de poner el engranaje y el peso de la ley sobre los grandes delitos y no para ocuparse del “ robo de celulares”. De paso en mis estadísticas caseras creo que son un millón de celulares robados del total de nueve millones de suscriptores habilitados. Entonces si el sistema sirve solo para lo que no debía investigarse ni perseguir, se asoma de bulto que el sistema no está funcionando.

Pero las delicias del mordaz en este tema no acaban ahí, la publicación del nuevo código estuvo plagada de errores que se arrastraron en el trámite legislativo sin ser corregidos oportunamente, tantos fueron, que el gobierno ordenó una segunda publicación del texto de la ley corrigiendo unas treinta erratas. Algunas de estas, en su momento advertidas, eran verdaderas novelas inventadas quién sabe por qué funcionario, que no corrector; entre ellas, el que algunos distritos o como se llamen, Yopal que yo recuerde, no quedaron contemplados en la lista de la entrada en vigencia del nuevo código. La Corte Constitucional para dejar oscuro lo que no era claro ha determinado que el código vigente es el publicado en la primera edición del Diario Oficial, y no el corregido y mejorado. Metiendo la nariz de su poder omnímodo en la “constitucionalidad” de un decreto de erratas que creo no está en lo de su competencia sino que es el Consejo de Estado quien debe decir sobre la ilegalidad o ilegalidad del acto reglamentario. Sigo cantando por la acera al lado de la mentada mala mujer y ya llegando a la esquina donde nos perderemos de la mirada de los hombres de la ley “sorpresas te da la vida”.

Las alianzas estratégicas
5. En el mundo globalizado e inalámbrico las empresas de telefonía fija se convirtieron en dinosaurios arrollados por la tecnología digital, son una especie vía de extinción que fueron ahogadas, en su momento, por la oligarquía sindical estatal que no les permitió ponerse a tono con los avances de las comunicaciones ni adecuarse a las demandas de una gerencia dinámica, sino que simplemente llenaron de privilegios a sus trabajadores dado el carácter de monopolio que debía tener este servicio público por la naturaleza de lo ineficiente que resultaba los tendidos de redes paralelas. La sociedad bogotana fue abusada por la dirigencia sindical de su empresa telefónica, como lo fue la sociedad caleña, la barranquillera y no creo haya ciudad intermedia donde no fuera una verdadera lotería tener acceso a una línea telefónica. En el ámbito nacional lo sufrió la sociedad colombiana con el sindicato de Telecom que tuvo el monopolio de las comunicaciones de larga distancia y que en uno de los paros de la “protesta social” reclamando “justas reivindicaciones” aisló al país del resto del mundo en un paro que exasperó a la dirigencia empresarial y política hasta el punto de que se optó como política de comunicaciones el romper el monopolio del servicio de las comunicaciones a larga distancia y con ello se selló la muerte financiera del feudo sindical y la gallina de los huevos de otro que era esta empresa. En el camino quedó un pasivo laboral que desangrará el sistema pensional colombiano por unos cincuenta años más pero el tiempo pasa y lo borra todo.

En una jugada incomprensible para el lego y el cauto, pero lógica en la lucha de las trasnacionales apareció un socio interesado en adquirir el elefante de redes obsoletas, torres obsoletas, gerencias obsoletas, líneas obsoletas y un pasivo prestacional vivo y canceroso que cuenta además con las complejidades de los fallos judiciales protectores de “las mujeres cabeza de familia” indemnizadas adecuadamente en la liquidación de la empresa, pero que ahora tienen derecho a ir sentarse en las bodegas vacías puestas a la venta por el liquidador y recibir un salario por no hacer otra cosa que seguir portando su estandarte de víctimas de la “masacre laboral” provocada por “capitalismo salvaje” y de las “políticas neoliberales” del gobierno.

La llegada al país de este personaje interesado en la empresa, llenó de orgullo a los periodistas faranduleros de los noticieros radiales que podían, y lo repetían hasta la saciedad, dirigirse de tu a tu con el “hombre más rico de latinoamérica” y bajo el deslumbre de la riqueza del personaje hicieron caso omiso de que traía entre manos y cuál iba ser el negocio. El presidente Uribe Vélez, la ministra de comunicaciones, el gerente de la nueva Telecom, todos hacían cola para explicar por los medios de comunicación las bondades de esta alianza estratégica con el “hombre más rico de latinoamérica”, que no privatización, ni entrega del patrimonio nacional a las transnacionales, sino un endoso del pasivo pensional y un hierros viejos a cambio de plata en contante y sonante. Cualquier despistado sabe que de “tan bueno no dan tanto” y que el rico lo es, precisamente, porque sabe hacer negocios donde obtiene ventaja. Hasta acá lo único estúpido fue la competencia desleal que hicieron los periodistas “serios” a la presentadoras de las sección “light” en los espacios radiales pues a estas no les dejaron llevar a sus secciones las notas de haber estado reunidas con “el hombre más rico de latinoamérica”.

Pero no acababan las fiestas de esta venturosa alianza cuando aparecieron en ruedas de prensa los diligentes contralores nacional y distrital para prevenir que ellos sí sabían más de negocios estratégicos y de telecomunicaciones que los técnicos y negociadores del Estado y que para ellos el negocio era malo y advertían de antemano la apertura de juicios fiscales contra aquellos funcionarios que negociaran en detrimento del bien público; ellos también querían su tajada en la farándula de las entrevistas y hacer ostentación de un poder que se inventaron pero que pocos se atreven a cuestionar. Como consecuencia de esta demostración el negocio quedará en veremos y toda la semana que nos ocupó el personaje y el tema pasará al arrume de las anécdotas y que fue tiempo perdido para el indefenso ciudadano el haberse ocupado en escuchar la alaraca de este superficial asunto.

Los desplazados
6. La sociedad civil, es decir, aquella que sabe todas las mañanas a procurarse el pan honradamente, al quedar expuesta en medio del fuego que generan “los actores del conflicto” tiene pocas alternativas para elegir el destino que merecen. La presencia de una arma es intimidante y mucho más cuando quien la porta se cree con licencia para disponer de la vida, los hijos y del patrimonio del ciudadano desarmado. Esto ha generado un desplazamiento de grandes núcleos humanos de colombianos que ha debido abandonar los sitios donde estaban radicados y emprender un camino incierto para labrarse el futuro en otra parte, lejos del prepotente actor y casi siempre teniendo como único destino un barrio marginal en alguna ciudad intermedia, los más pudientes terminan en el exterior. Si se cree en las cifras que circulan sobre el desplazamiento puede llegar a ser el diez por ciento de la población colombiana la que está en esta situación de migración forzada.

Esto es un efecto colateral del conflicto y los problemas que genera se centran la carencia de una infraestructura urbana preparada para cubrir un crecimiento anormal de la población local y parásita en el sentido de que las fuentes de empleo a duras penas copan las necesidades de los habitantes tradicionales, parásita en el pago de los servicios públicos por la pobreza extrema, que desborda la capacidad escolar y asistencial del gobierno local. El efecto en los sitios despoblados es igualmente traumático y desolador, cientos de veredas quedaron habitadas por viejos sin futuro y sin capacidad para procurarse el sustento por sí mismos ante la salida de los hijos por el temor a ser reclutados a la fuerza.

Este problema ha colocado en las estadísticas mundiales al país como uno de los primeros en el número de desplazados y evidentemente la atención de las necesidades de este sector de la población requiere tener una prioridad en las actividades asistenciales del Estado. Pero la Corte Constitucional arrogándose funciones que no se encuentran en la Carta, ha salido en defensa de los desplazados y ha fijado perentoriamente plazos, cuotas y modos de atención a las necesidades de estos colombianos por parte del gobierno y ha puesto las necesidades de los desplazados por encima del resto de los mortales que tendrán que tributar en exceso para que se resuelvan los problemas de salud, escolaridad y vivienda. Lo ridículo es que el gobierno haya prestado toda la colaboración para este sometimiento del ejecutivo e intromisión del poder judicial, y los ministros acudan en masa a las salas con sus portátiles y power points para explicar a los arrogantes jueces el acatamiento servil de las exigencias de sus sentencias. Vaya separación de poderes.

La ley de garantías electorales
7. El complemento legislativo de la reforma constitucional sobre la reelección presidencial inmediata se hizo mediante el trámite de una ley estatutaria que regulaba la participación de los candidatos presidenciales y del presidente que aspirara a su reelección. La ley requiere una revisión de la Corte Constitucional previa a la sanción presidencial y dentro del trámite uno de los requisitos, es el concepto de procurador. El trámite de la ley tuvo las mismas características accidentadas del proceso del acto legislativo, pero al final fue completado un día después del plazo fijado para su aprobación por Congreso.

El procurador convertido en el “Constituyente Supremo”, emitió un concepto que de nuevo me hace dudar en si soy yo el que estoy perdido en este laberinto y si efectivamente sé por donde nacen los niños o quien es el que hace las leyes. Aborda el estudio de la legalidad desde el punto de vista de la capacidad del “constituyente derivado”, término que no encuentro en la Carta, y concluye que la ley tramitada por el Congreso no es satisfactoria para los estándares de lo que debe ser constitucional para el procurador y en el examen del texto de la ley realiza comparaciones minuciosas con el texto constitucional que, para mí, no son de su competencia y que no creo que constituyente haya siquiera imaginado como tales, a no ser, que el procurador tenga ya de por sí y sin discusión la calidad de “constituyente supremo” y en este caso bien vale que sea el procurador y solo él quien legisle y el Congreso quede relegado a un mero club social de amigos, que se reúnen bajo seguridad que no pudieron ofrecer “el automático”, “el gato negro” y no se cual otro café de la séptima que desaparecieron por el progreso y la tacañería de los importantes contertulios.

Los gíbaros con credencial
9. El senador Edgar Artunduaga, fue exaltado por sus compañeros del Senado a la dignidad de vicepresidente en esta legislatura. No conozco ni quiero conocer el reglamento ni las funciones de los vicepresidentes, pero me temo que en ellas no está la salir a hacer las denuncias que hizo sobre la situación del recinto donde ha estado y caminado los últimos tres años y ¡oh sorpresa! solo hasta ahora en uso de su nueva alta dignidad haya notado con atención la multitud de especies y profesiones que deambulan con acreditación en los pasillos del Congreso. Por eso ha salido con el altavoz en una mano y el látigo en la otra a desalojar a los mercaderes que están profanando el sagrado recinto donde se elaboran las leyes.

La lista de los oficios que ejercen las personas autorizadas para deambular y comerciar por los pasillos denunciadas por el senador no la repito, pero resalto una que requiere de gran conocimiento y experticia previa porque es clandestina: El gíbaro.

El gíbaro es como Dios, es invisible para el que no sabe, pero está en todas partes para el sabe, para ver a un gíbaro se requiere ser cliente registrado o de lo contrario no se tendrá el privilegio. El senador encontró gíbaros deambulando en los pasillos y los noto por primera vez en tres años y no tuvo reparo en denunciar ante país y el mundo, el grave hecho de que el Congreso además de los muchos males que se le endilgan –por ejemplo que el 60% son paramilitares, el 80% rebuscadores de pensiones, el 99% corruptos, tramposos electorales, etc.– cuenta entre la legión de sus miembros, con un grupo de congresistas drogadictos no precisado, porque los gíbaros no serían tan pendejos de estar en un sitio donde no haya consumidores. Vaya el diablo ha saber como reconoció el honorable senador a los gíbaros acreditados y vaya inocencia de aquel que piensa que los senadores son diferentes de lo que puede producir el suelo colombiano; hasta cómicos y payasos debe haber si es en verdad un cuerpo representativo de la sociedad.

No hay comentarios.: