24.5.07

Relieve terrestre

Las formas de relieve están determinadas por la composición y la estructura litológicas, y por los procesos que llevaron a su génesis. La fotografía de arriba es uno de los mejores mapas de la corteza terrestre jamás realizados del planeta en el que vivimos.

El mapa incorpora datos proporcionados por varios países diferentes de todo el mundo. La corteza continental se encuentra en las zonas emergidas del planeta pero también bajo los océanos, cerca de las costas. Está formada por rocas plutónicas, volcánicas, sedimentarias y metamórficas. Es más gruesa y menos densa que la oceánica. En ella se encuentran las rocas más antiguas.

COMPLEJO ARQUEOLÓGICO HUACAS DEL SOL Y DE LA LUNA

El complejo arqueológico Huacas del Sol y de la Luna incluye dos grandes pirámides truncas, la Huaca Las Estrellas, Huaca del Cerro Blanco, geoglifo de la Araña y otras construcciones ubicadas en la costa norte del Perú, en un paisaje caracterizado por la imponencia del Cerro Blanco, la vegetación que crece gracias a las aguas del río Moche y la cercanía al mar.

Ambas huacas constituyeron el centro del poder del milenario pueblo mochica, que se desarrolló entre los año 100 y 900 después de Cristo. Actualmente el complejo arqueológico, también conocido como Huacas de Moche, abarca unas 60 hectáreas de extensión.

Ambas huacas están separadas por una explanada de unos 500 metros, donde aún se conserva bajo tierra el centro urbano que albergó a la élite moche.

Algunos investigadores sostienen que el reino mochica cayó por el impacto generado por el fenómeno de El Niño, que periódicamente causa lluvias torrenciales e inundaciones en la costa norte del Perú.

Al caer el reino Moche, sus territorios fueron ocupados sucesivamente por los pobladores de las culturas Lambayeque y Chimú, descendientes de los Moche. Alrededor de 1470 los Chimú fueron vencidos por los incas, poco antes de que los españoles desarticularan al imperio inca, el Tahuantinsuyo.

El Proyecto ejecutado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo y el Patronato Huacas del Valle de Moche, cuenta con el apoyo incondicional de la Fundación Backus, Robert Wilson Challenge, a través de la World Monument Found, la Municipalidad Provincial de Trujillo, y otras empresas e instituciones.

Ciencia y Mitología

El mito de Dédalo tiene un interés especial porque en él un ser humano vuela gracias a su propio invento. Sabemos, por supuesto, que se necesita algo más que cera y plumas para sostenerse y elevarse por el aire, pero en esta historia tenemos un ejemplo de cómo la humanidad puede volar utilizando sus propias invenciones.

¿Acaso la ciencia ha destruido los mitos de épocas antiguas? Los encontramos divertidos pero ya no representan el centro de nuestras vidas. En los últimos 50 años se han realizado más descubrimientos que en todos los años anteriores, y ese paso está aumentando.

El género de historia más popular hoy en día se llama "ciencia ficción." Aquí el mito y la ciencia se juntan y nos hacen ver nuestros poderes y nuestras debilidades. Ya no necesitamos de mitos para explicar muchas de las fuerzas de la naturaleza. Lo que ahora estas historias tratan de explicar son los poderes de la tecnología y el futuro.

Un amplio repaso de tiempos más simples, nos revela que la fascinación que ha tenido la humanidad por el vuelo implica mucho más que simplemente construir algo que pueda despegar de la tierra. Aunque el vuelo ahora es una realidad y las estrellas ya no parecen tan lejanas, el volar sigue siendo una vía de escape, poder, y libertad.

LOS CUENTOS DE EVA LUNA ISABEL ALLENDE

14: Librodot Cuentos de Eva Luna Isabel Allende 14 universidad de la capital y después entró a trabajar en un banco. Entretanto, su madre se casó con su amante y entre los dos siguieron administrando la pensión, hasta que tuvieron ahorros suficientes para retirarse a una pequeña casa de campo, donde cultivaban claveles y crisantemos para vender en la ciudad. El Ruiseñor colocó su afiche de artista en un marco dorado, pero no volvió a cantar en espectáculos nocturnos y nadie lo echó de menos. Nunca acompañó a su mujer a visitar a la hijastra, tampoco preguntaba por ella, para no alborotar las dudas de su propio espíritu, pero pensaba en ella a menudo. La imagen de la niña permaneció intacta para él, los años no la rozaron, siguió siendo la criatura lujuriosa y vencida de amor a quien él rechazó. En verdad, a medida que transcurrían los años el recuerdo de esos huesos livianos, de esa mano infantil en su vientre, de esa lengua de bebé en su boca, fue creciendo hasta convertirse en una obsesión. Cuando abrazaba el cuerpo pesado de su mujer, debía concentrarse en esas visiones, invocando meticulosamente a Elena, para despertar el impulso cada vez más difuso del placer. En la madurez iba a las tiendas de ropa infantil y compraba bragas de algodón para deleitarse acariciándolas y acariciándose. Después se avergonzaba de esos instantes desaforados y quemaba las bragas o las enterraba profundamente en el patio, en un intento inútil de olvidarlas. Se aficionó a rondar las escuelas y los parques, para observar de lejos a las muchachas impúberes, que le devolvían por unos momentos demasiado breves el abismo de ese jueves inolvidable. Elena tenía veintisiete años cuando fue a visitar la casa de su madre por primera vez, para presentarle a su novio, un capitán del ejército que llevaba un siglo rogándole que se casara con él. En uno de esos atardeceres frescos de noviembre llegaron los jóvenes, él vestido de paisano, para no parecer demasiado arrogante en galas militares, y ella cargada de regalos. Bernal había aguardado esa visita con la ansiedad de un adolescente. Se había mirado al espejo incansablemente, escrutando su propia imagen, preguntándose si Elena vería los cambios o si en la mente de ella el Ruiseñor habría permanecido invulnerable al desgaste del tiempo. Se había preparado para el encuentro escogiendo cada palabra e imaginando todas las posibles respuestas. Lo único que no se le ocurrió fue que en vez de la criatura de fuego por quien él había vivido atormentado, aparecería ante sus ojos una mujer desabrida y tímida. Bernal se sintió traicionado. Al anochecer, cuando pasó la euforia de la llegada y la madre y la hija se habían contado las últimas novedades, sacaron unas sillas al patio para aprovechar el fresco. El aire estaba cargado con el olor de los claveles. Bernal ofreció un trago de vino y Elena lo siguió para buscar los vasos. Por unos minutos estuvieron solos, frente a frente en la estrecha cocina. Y entonces el hombre, que había aguardado durante tanto tiempo esa oportunidad, retuvo a la mujer por un brazo y le dijo que todo había sido una terrible equivocación, que esa mañana él estaba dormido y no supo lo que hizo, que nunca quiso lanzarla al suelo ni llamarla así, que tuviera compasión y lo perdonara, a ver si así él lograba recuperar la cordura, porque en todos esos años el ardiente antojo por ella lo había acosado sin descanso, quemándole la sangre y corrompiéndole el espíritu. Elena lo miró asombrada y no supo qué contestar. ¿De qué niña perversa le hablaba? Para ella la infancia había quedado muy atrás y el dolor de ese primer amor rechazado estaba bloqueado en algún lugar sellado de la memoria. No guardaba ningún recuerdo de aquel jueves remoto. 14 Librodot