21.5.08

Arco iris


El arco iris está causado por gotas de agua en el aire. Suele verse en el cielo en la dirección opuesta al Sol, cerca de zonas con lluvia o de agua pulverizada en las cascadas, que descompone la luz blanca en sus colores. En el arco más brillante, el primario, que muchas veces es el único visible, los colores tiene el rojo en su lado externo. Sobre este arco perfecto hay otro secundario donde los colores están en orden inverso. Este arco es más apagado porque se produce tras una reflexión doble en el interior de las gotas.

Cuando un rayo de Sol pasa por una gota de agua, se desvía (se refracta) y se refleja en su interior de tal forma que aparece un espectro de colores. Sin embargo, sólo pueden verse cuando el ángulo de reflexión entre el Sol, la gota de agua y la línea de visión del observador se sitúa entre 40° y 42°.

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76: Librodot Cuentos de Eva Luna Isabel Allende 76 mirada a Claveles, que lloraba con la cabeza cubierta por el chal. –¿Qué vamos a hacer, abuelo? –preguntó ella al salir. –Criarlo, pues. –¿Cómo? –Con paciencia, igual como se entrenan los gallos o se meten Calvarios en botellas. Es cosa de ojo, tiempo y corazón. Así lo hicieron. Sin considerar el hecho de que la criatura no podía oírlos, le hablaban sin tregua, le cantaban, lo colocaban cerca de la radio encendida a todo volumen. El abuelo tomaba la mano del niño y la apoyaba con firmeza sobre su propio pecho, para que sintiera la vibración de su voz al hablar, lo incitaba a gritar y celebraba sus gruñidos con grandes aspavientos. Apenas pudo sentarse lo instaló a su lado en un cajón, lo rodeó de palos, nueces, huesos, trozos de tela y piedrecillas para jugar, y, más tarde, cuando aprendió a no metérsela a la boca, le pasaba una bola de barro para moldear. Cada vez que conseguía trabajo, Claveles partía al pueblo, dejando a su hijo en manos de Jesús Dionisio. A donde fuera el anciano la criatura lo seguía como una sombra, rara vez se separaban. Entre los dos se desarrolló una sólida camaradería que eliminó la tremenda diferencia de edad y el obstáculo del si encio. Juan se acostumbró a observar los gestos y las expresiones del rostro de su bisabuelo para descifrar sus intenciones, con tan buenos resultados que para el año en que aprendió a caminar ya era capaz de leerle los pensamientos. Por su parte Jesús Dionisio lo cuidaba como una madre. Mientras sus manos se esmeraban en delicadas artesanías, su instinto seguía los pasos del niño, atento a cualquier peligro, pero sólo intervenía en casos extremos. No se acercaba a consolarlo después de una caída ni a socorrerlo cuando estaba en apuros, así lo acostumbró a valerse por sí mismo. A una edad en que otros muchachos todavía andan tropezando como cachorros, Juan Picero podía vestirse, lavarse y comer solo, alimentar a las aves, ir a buscar agua al pozo, sabía tallar las partes más simples de los santos, mezclar colores y preparar las botellas para los Calvarios. –Habrá que mandarlo a la escuela para que no se quede bruto como yo –dijo Jesús Dionisio Picero cuando se acercaba el séptimo cumpleaños del niño. Claveles hizo algunas indagaciones, pero le informaron que su hijo no podía asistir a un curso normal, porque ninguna maestra estaría dispuesta a aventurarse en el abismo de soledad donde estaba sumido. –No importa, abuelo, se ganará la vida fabricando santos, como usted –se resignó Claveles. –Eso no da para comer. –No todos pueden educarse, abuelo. –Juan es sordo, pero no tonto. Tiene mucho discernimiento y puede salir de aquí, la vida en el campo es muy dura para é Claveles estaba convencida de que el abuelo había perdido el juicio o que el amor por el niño le impedía ver sus limitaciones. Compró un silabario e intentó traspasarle sus escasos conocimientos, pero no logró hacerle entender a su hijo que esos garabatos representaban sonidos y acabó por perder la paciencia. En esa época aparecieron los voluntarios de la señora Dermoth. Eran unos jóvenes provenientes de la ciudad, que recorrían las regiones más apartadas del país hablando de un proyecto humanitario para socorrer a los pobres. Explicando que en algunas partes nacían demasiados niños y sus padres no los podían alimentar, mientras en otras había muchas parejas sin hijos. Su organización intentaba aliviar ese desequilibrio. Se presentaron en el rancho de los Picero con un mapa de Norteamérica y unos folletos impresos a color donde se veían fotografías de niños morenos junto a padres rubios, en lujosos ambientes con chimeneas encendidas, grandes perros lanudos, pinos decorados con escarcha plateada y bolas de Navidad. Después de hacer un rápido inventario de la pobreza de los Picero, les informaron sobre la misión caritativa de la señora Dermoth, quien ubicaba a los niños más desamparados y los entregaba en adopción a familias con dinero, para salvarlos de una vida de miseria. A diferencia de otras instituciones destinadas al mismo fin, ella se ocupaba sólo de criaturas con taras de nacimiento o baldadas por accidentes o enfermedades. En el Norte había algunos matrimonios –buenos cristianos, por supuesto– que estaban dispuestos a adoptar a esos niños. 76 Librodot

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75: Librodot Cuentos de Eva Luna Isabel Allende 75 estaban de fiesta. A Jesús Dionisio Picero le resultó casi imposible vender sus artesanías, pero siguió fabricándolas, porque en ese oficio se le pasaban las horas sin cansancio, como si siempre fuera temprano. Sin embargo, ni el trabajo ni la presencia de su nieta pudieron aliviarlo y empezó a beber a escondidas, para que nadie notara su vergüenza. Borracho llamaba a su mujer y a veces lograba verla junto al fogón de la cocina. Sin los cuidados diligentes de Amparo Medina la casa se fue deteriorando, se enfermaron las gallinas, tuvieron que vender la cabra, se les secó el huerto y pronto eran la familia más pobre de los alrededores. Poco después Claveles partió a trabajar a un pueblo vecino. A los catorce años su cuerpo ya había alcanzado la forma y el tamaño definitivos, y como no tenía la piel cobriza ni los firmes pómulos de los otros miembros de la familia, Jesús Dionisio Picero concluyó que su madre debió ser blanca, lo cual ofrecía una explicación para el hecho insólito de que la hubiera abandonado en la puerta de un cuartel. Al cabo de un año y medio Claveles Picero regresó a la casa con manchas en la cara y una barriga prominente. Encontró a su abuelo sin más compañía que una leva de perros hambrientos y un par de gallos lamentables sueltos en el patio, hablando solo, la mirada perdida, con signos de no haberse lavado en un buen tiempo. Lo rodeaba el mayor desorden. Había abandonado su pedazo de tierra y pasaba las horas fabricando santos con una premura demencial, pero de su antiguo talento quedaba ya muy poco. Sus esculturas eran unos seres deformes y lúgubres, inapropiados para la devoción o para la venta, que se amontonaban por los rincones de la casa como pilas de leña. Jesús Dionisio Picero había cambiado tanto que no intentó endilgarle a su nieta un discurso sobre el pecado de echar hijos al mundo sin padre conocido, en verdad pareció no notar las señales del embarazo. Se limitó a abrazarla, tembloroso, llamándola Amparo. –Míreme bien, abuelo, soy Claveles y vengo a quedarme, porque aquí hay mucho que hacer –dijo la joven y partió a encender la cocina para hervir unas papas y calentar agua para bañar al anciano. Durante los meses siguientes Jesús Dionisio pareció resucitar de su duelo, dejó la bebida, volvió a cultivar su huerto, a ocuparse de sus gallos y a limpiar la iglesia. Todavía le hablaba al recuerdo de su mujer y de vez en cuando confundía a la nieta con la abuela, pero recuperó la capacidad de reírse. La compañía de Claveles y la ilusión de que pronto habría otra criatura en la casa le devolvieron el amor por los colores y poco a poco dejó de embetunar sus Santos con pintura negra, ataviándolos con ropajes más adecuados para el altar. El niño de Claveles salió del vientre de su madre un día a las seis de la tarde y cayó en las manos callosas de su bisabuelo, quien tenía una larga experiencia en esos menesteres, porque había ayudado a nacer a sus trece hijos. –Se llamará Juan –decidió el improvisado partero tan pronto hubo cortado el cordón y envuelto a su descendiente en un pañal. –¿Por qué Juan? No hay ningún Juan en la familia, abuelo. –Porque Juan era el mejor amigo de Jesús y éste será el amigo mío. ¿Y cuál es el apellido del padre? –Haga cuenta que padre no tiene. –Picero entonces, Juan Picero. Dos semanas después del nacimiento de su bisnieto, Jesús Dionisio comenzó a cortar los palos para un Nacimiento, el primero que hacía desde la muerte de Amparo Medina. Claveles y su abuelo no tardaron mucho en darse cuenta de que el niño era anormal. Tenía una mirada curiosa y se movía como cualquier bebé, pero no reaccionaba cuando le hablaban, podía permanecer horas despierto e inmóvil. Hicieron el viaje hasta el hospital y allí les confirmaron que era sordo y por lo tanto sería mudo. El médico agregó que no había mucha esperanza para él, a menos que tuvieran la suertey lograran colocarlo en una institución en la ciudad, donde le enseñarían buena conducta y en el futuro podrían darle un oficio para que se ganara la vida con decencia y no fuera siempre una carga para los demás. –Ni hablar, Juan se queda con nosotros –decidió Jesús Dionisio Picero, sin darle ni una 75 Librodot

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74: Librodot Cuentos de Eva Luna Isabel Allende 74 limosna para el cuidado del templo y la ayuda al cura. Trece hijos tuvo Picero con su mujer, Amparo Medina, de los cuales cinco sobrevivieron a las pestes y accidentes de la infancia. Cuando la pareja pensaba que ya había terminado la crianza, porque todos los muchachos eran adultos y habían salido de la casa, el menor volvió con permiso del Servicio Militar trayendo un bulto envuelto en trapos y se lo puso sobre las rodillas a Amparo. Al abrirlo vieron que se trataba de una niña recién nacida, medio agónica por la falta de leche materna y por el vapuleo del viaje. –¿De dónde sacó esto, hijo? –preguntó Jesús Dionisio Picero. –Al parecer es de la misma sangre mía –replicó el joven sin atreverse a sostener la mirada de su padre, estrujándose la gorra del uniforme entre sus dedos sudorosos. –Y si no es mucho preguntar, ¿dónde se metió la madre? –No sé. Dejó a la chiquita en la puerta del cuartel con un papel escrito de que el padre soy yo. El Sargento me mandó a entregársela a las monjas, dice que no hay manera de probar que es mía. Pero a mí me da lástima, no quiero que sea huérfana... –¿Dónde se ha visto que una madre abandone a su crío recién parido? –Son cosas de la ciudad. –Ha de ser, pues. ¿Y cómo se llama esta pobrecita? –Como usted la bautice, padre, pero si me lo pregunta, a mí me gusta Claveles, que era la flor preferida de su madre. Jesús Dionisio salió a buscar la cabra para ordeñarla, mientras Amparo limpiaba al bebé con aceite y le rezaba a la Virgen de la Gruta pidiendo que le diera ánimo para hacerse cargo de otro niño. Una vez que vio a la criatura en buenas manos, el hijo menor se despidió agradecido, se echó el bolso al hombro y regresó al cuartel a cumplir su castigo. Claveles creció en la casa de sus abuelos. Era una muchacha taimada y rebelde, a quien era imposible dominar mediante razones o con el ejercicio de la autoridad, pero que sucumbía de inmediato cuando le tocaban los sentimientos. Se levantaba al amanecer y caminaba cinco millas hasta un galpón en medio de los potreros, donde una maestra reunía a los niños de la zona para darles una instrucción básica. Ayudaba a su abuela en las tareas de la casa y a su abuelo en el taller, iba al cerro en busca de tierra de loza y le lavaba los pinceles, pero nunca se interesó por otros aspectos de su arte. Cuando Claveles tenía nueve años Amparo Medina, que se había ido encogiendo y estaba reducida al aspecto de un infante, amaneció fría en su cama, extenuada por tantas maternidades y tantos años de trabajo. Su marido cambió su mejor gallo por unas tablas y le fabricó una urna decorada con escenas bíblicas. Su nieta la vistió para el funeral con un hábito de Santa Bernardita, túnica blanca y cordón celeste en la cintura, el mismo usado por ella para su Primera Comunión, y que le quedó justo al cuerpo esmirriado de la anciana. Jesús Dionisio y Claveles salieron de la casa rumbo al cementerio, tirando de una carretilla donde iba el ataúd adornado con flores de papel. Por el camino se le sumaron los amigos, hombres y mujeres con las cabezas cubiertas, que los acompañaron en silencio. El viejo escultor de santos y su nieta quedaron solos en la casa. En señal de duelo pintaron una cruz grande en la puerta y ambos llevaron por años una cinta negra cosida en la manga. El abuelo trató de reemplazar a su mujer en los detalles prácticos de la vida, pero nada volvió a ser como antes. La ausencia de Amparo Medina lo invadió por dentro, como una enfermedad maligna, sintió que se le aguaba la sangre, se le oscurecían los recuerdos, se le tornaban los huesos de algodón, se le llenaba el espíritu de dudas. Por primera vez en su existencia se rebeló contra el destino, preguntándose por qué a ella se la habían llevado sin él. A partir de entonces ya no pudo hacer Pesebres, de sus manos sólo salían Calvarios y Santos Mártires, todos vestidos de luto, a los cuales Claveles pegaba letreros con mensajes patéticos a la Divina Providencia, dictados por su abuelo. Esas figuras no tuvieron la misma aceptación entre los turistas de la ciudad, que preferían los colores escandalosos atribuidos por error al temperamento indígena, ni entre los campesinos, quienes necesitaban adorar deidades alegres, porque el único consuelo a las tristezas de este mundo era imaginar que en el cielo siempre 74 Librodot

Mitología griega de: Grecia

Etimológicamente significa: tratado de los mitos o ciencia que se ocupa de los mismos.

Mito se dice de cualquier relato o historia en la que son protagonistas dioses o héroes, pertenecientes en general al acervo religioso de los pueblos.
Esta intervención semi sagrada, es la que diferencia al mito de la leyenda o cuento.
El mito no tiene por qué ser necesariamente religioso (afirma Grimal).
La mitología griega tomó el nombre de “Clásica”, cuando se transformó en modelo de otras mitologías. A pesar de que cada pueblo tenga su propia mitología.
Todas las mitologías han dejado sus huellas en los campos de las bellas artes, pero la griega es la que ocupa el primer lugar en arquitectura, escultura, pintura, etc.
Cuando y porqué surgen los mitos:

Rose dice: “el mito es el resultado de la operación de la imaginación ingenua sobre los hechos de la experiencia, la puesta en movimiento de la imaginación del hombre (de casi todas la épocas y lugares), ante un objeto que aparece como maravilloso e intrigante”.

El hombre primitivo, lleno de temor al enfrentarse con el medio hostil y los fenómenos de la naturaleza, se amparó en su imaginación para intentar explicarlos, como así también los orígenes del mundo.

En el período Neolítico, los hombres fueron rellenando el vacío de las incógnitas, no sólo sobre su ámbito próximo, sino también sobre el espacio infinito que lo rodeaba.

Aparecieron entonces los mitos populares y también los mitos sabios, creados o recogidos por los poetas o pensadores.

Estos relatos mitológicos que el pueblo guardó con respeto y cariño, fueron inmortalizadas en obras artísticas y literarias. Como ejemplo podríamos citar a la Ilíada, la Odisea, Ulises, etc.

Los mitos más importantes y trascendentales son los populares y anónimos surgidos y trasmitidos por tradición oral, en este aspecto no se diferencian de las otras leyendas.

En su origen mito también significaba palabra o discurso, con el tiempo fue sinónimo de leyenda pero hasta cierto punto.

También esta la Mitografía que es la actividad que realizaron los compiladores griegos y romanos que se ocuparon de reunir los mitos de Grecia y Roma. No confundir con Mitología que es la ciencia de los mitos y el arte de interpretarlos.

Mitos creadores de los Dioses:

Había que atribuir a alguien esa fuerza de la naturaleza y de los gigantescos astros a seres superiores que los humanos, a quienes había que complacer para evitar sus cóleras.

Así fue como surgieron los Dioses con formas humanas, además de la inmortalidad a los Dioses se les atribuyó virtudes, vicios y pasiones similares a los humanos.
También surgieron los primeros héroes y heroínas como fundadores de pueblos y ciudades.

Se debe diferenciar entre mito y religión.

La religión deriva del sentimiento y la mitología de la imaginación, aunque a veces tengan un fondo común.

Un mito puede transformarse en dogma y adoptar la forma de leyenda, pero no todas las creencias primitivas son mitología y que con el tiempo se transforme en religión.
Para el hombre primitivo el mito tiene un valor equivalente al que posee la Revelación para el cristiano. Es aquí donde se produce la conexión estrecha entre mito y religión.

Fuentes de estudio para la mitología griega:

Los trabajos y los días y la Teogonía atribuidas al poeta Hesíodo, en el siglo Vlll y Vll a de C. que narró los orígenes de los Dioses en versos, dedicando a Zeus como padre y jefe de dioses y mortales.

Homero se destacó con sus poemas épicos La Ilíada y La Odisea, en los años 1000 a.C o Vlll a.C cuando se gestaron.

En el siglo XlVa .C. la guerra de Troya es inmortalizada por los poemas Homéricos en La Ilíada y La Odisea.

También están los Himnos Homéricos, son treinta y tres poemas dedicados a distintos Dioses.

Píndaro en sus poemas relata los juegos Olímpicos y sus primeros vencedores.
Luego tenemos a Esquilo, Sófocles y Eurípides con sus Tragedias griegas.
Tampoco habría que olvidar a Aristófanes, Herodoto y Platón.

Mitos de la creación

En la Biblia, Génesis cap.1 se relata la creación como obra de Yahvé el Ser Supremo.
Hesíodo nos cuenta como fue la creación del Universo:

En un principio sólo existía el Caos. Después surgió la tierra: Gea, morada perenne y segura de los seres vivientes, surgida del Tártaro tenebroso de las profundidades y Eros (el amor), el más bello de los Dioses.

Después del Caos gracias a la acción de Eros con su principio vital, engendró a Erebos (las tinieblas), que en una vasta zona subterránea, extendía sus dominios por debajo de Gea (la tierra), también creó a Nix (la noche o la oscuridad).
de la tierra. De los amores de Nix y Erebos, nacieron Eter y Hemera (el día), que personificaron a la luz celeste

Así Gea, llena de luz, ganó personalidad, pero no pudo unirse al Caos. Sola mientras dormía comenzó a engendrar a Urano (el cielo y las estrellas), de igual extensión que ella. De esta forma la tierra fue toda cubierta, convirtiéndose en una morada celestial para los Dioses, segura y eterna.

También creó a las montañas y los bosques, donde se refugiaron las Ninfas.
Urano, en agradecimiento a su madre Gea, derramó una fértil lluvia sobre ella, haciendo así nacer bellas flores y hierbas frescas, variedad de árboles, junto a muchas aves y animales de todo tipo.

La lluvia corrió por las laderas, depositándose en sus huecos y llanuras formando así los ríos, lagos y mares, a todos ellos se les dieron nombres deTitanes: Océano, Ceo, Crío, Hiparión; Cronos. Y Titánicas como: Temis, Rea, Tetis, Tea, Mnemosina y Febe. De la unión de ellos surgieron los otros Dioses y Hombres.

Gea y Urano, no conformes con eso, quisieron demostrar su superioridad, engendraron otros hijos de feos aspectos: los tres Cíclopes, Arges, Astéropes y Brontes que representaban respectivamente el rayo, el relámpago y el trueno, tenían un solo ojo en la frente y también eran inmortales.

En la Odisea, cuenta como Ulises engañó astutamente a uno de los descendientes de los Ciclopes.

Sola la Noche, engendró a Tánatos (la muerte) y a Hipno (el sueño), a las Hespérides, guardianas del amanecer y el atardecer, las Moiras (parcas), defensoras del orden cósmico, Némesis, protector del equilibrio y la justicia divina.

Todo parecía perfecto. Pero Urano arrepentido de haber engendrado seres tan horribles como los cíclopes, sin consultar a su esposa, los fue arrojando a los abismos infernales del Tártaro. Cuando Gea se enteró del terrible destino de sus hijos, tramó una venganza contra Urano. Gea,(la tierra)produjo un mineral(el hierro), con el que construyó una hoz.. Llamó a sus hijos para que vengaran a sus hermanos, sólo Cronos se presentó al llamado de su madre.

Hesíodo cuenta como Cronos logra vengar a sus hermanos: En la noche, cuando Urano se disponía a descansar sobre la tierra, Cronos salió de su escondite empuñando la gran hoz con la que cortó los testículos de Urano arrojándolos al azar. La sangre que de ellos brotó se derramó sobre la tierra, fecundándola nuevamente. Así fue que nacieron las Furias o las Erinias, seres monstruosos que tenían la misión de vengar a los parricidas.

Las partes viriles de Urano, fueron flotando en el mar y de ellos comenzó a brotar una espuma blanca de la que emergió una bellísima mujer llamada Afrodita (la Diosa del amor).

Gea reconoció a su hijo Cronos como el gran héroe por haber derrotado a su padre: Urano quien fue apartado del poder del Universo. Pero Gea hizo un pacto secreto con Cronos, debía devorarse a todos sus hijos al nacer, para que Titán, (su hermano mayor), dejara la sucesión a su descendencia.

Cronos casado con su hermana Rea, se convirtió en un monarca mucho más despótico que su padre Urano. Porque éste le había profetizado que sería a su vez destronado por sus hijos.

Gea, indignada por lo que su marido hacía con sus hijo, al nacer Zeus, en lugar de entregárselo para que se lo comiera, le dio una piedra envuelta en pañales y Cronos sin sospechar nada se la devoró.

Zeus, creció entonces en lugares desconocidos, oculto, algunos dicen que creció en una pequeña isla de creta, alimentado por leche de cabra.

Cronos tomó un bebedizo que le hizo arrojar la piedra, junto con todos sus hijos.
Cuando Zeus creció, le declaró la guerra a su padre Cronos, que fue seguido por algunos de sus hijos, otros estaban del lado de Zeus, esta batalla se llamó la Titanomaquia. Porque algunos titanes colaboraron con Cronos.

Zeus recibió la ayuda que les prestaron los Cíclopes y los Hecatónquiros y los titanes y Cronos fueron derrotados en esa terrible guerra. Los titanes vencidos fueron arrojados al Tártaro y Cronos fue desterrado a Italia.

Hades y Poseidón, son los hermanos varones de Zeus que fueron salvados. Como premio y reconocimiento de los Cíclopes y los Hecatónquiros, todos ellos recibieron unas terribles armas hechas por ellos. A Hades le obsequiaron un sólido casco.
A Poseidón lo armaron con el tridente. A Zeus le dieron el rayo.

Estos fueron los Dioses vencedores y reconocieron a Zeus como el jefe y ocuparon desde hoy el Olimpo y recibieron el nombre de Dioses Olímpicos.

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