4.6.07

Eclipse total de luna


El primer y único eclipse total de Luna del año 2001 ocurrió el 9/10 de Enero cuando la Luna de deslizó a través de la sombra terrestre.

Distinto a un eclipse solar total, un eclipse lunar total es visible para cualquiera en el lado nocturno del planeta durante este evento. La noche para este evento celeste incluyó Europa, Asia y África ,donde la Luna pudo ser vista inmersa en la penumbra o parte oscura de la Tierra durante 62 minutos y pasó exactamente por el norte del centro de la sombra.

Esta foto telescópica de la Luna eclipsada fue tomada cerca de Ankara, Turquía. El hecho de que la porción norte (arriba) de la Luna es claramente más brillante que el resto, demuestra que la sombra terrestre no es uniformemente oscura.

LOS CUENTOS DE EVA LUNA ISABEL ALLENDE

18: Librodot Cuentos de Eva Luna Isabel Allende 18 de los siglos. El péndulo va y viene con inexorable precisión, decía ella. Clarisa pasó sin prisa el tiempo de su embarazo y dio a luz un tercer hijo. El nacimiento se produjo en su casa, ayudada por la comadrona y amenizado por la compañía de las criaturas retardadas, seres inofensivos y sonrientes que pasaban las horas entretenidos en sus juegos, una mascullando galimatías en su traje de obispo y el otro pedaleando hacia ninguna parte en una bicicleta inmóvil. En esta ocasión la balanza se movió en el sentido justo para preservar la armonía de la Creación y nació un muchacho fuerte, de ojos sabios y manos firmes, que la madre se puso al pecho, agradecida. Catorce meses después Clarisa dio a luz otro hijo con las características del an– terior. –Estos crecerán sanos para ayudarme a cuidar a los dos primeros –decidió ella, fiel a su teoría de las compensaciones, y así fue, porque los hijos menores resultaron derechos como dos cañas y bien dotados para la bondad. De algún modo Clarisa se las arregló para mantener a los cuatro niños sin ayuda del marido y sin perder su orgullo de gran dama solicitando caridad para sí misma. Pocos se enteraron de sus apuros financieros. Con la misma tenacidad con que pasaba las noches en vela fabricando muñecas de trapo, tortas de novia para vender, batallaba contra el deterioro de su casa, cuyas paredes comenzaban a sudar un vapor verdoso, y le inculcaba a los hijos menores sus principios de buen humor y de generosidad con tan espléndido efecto que en las décadas siguientes estuvieron siempre junto a ella soportando la carga de sus hermanos mayores, hasta que un día éstos se quedaron atrapados en la sala de baño y un escape de gas los trasladó apaciblemente a otro mundo. La llegada del Papa se produjo cuando Clarisa aún no cumplía ochenta años, aunque no era fácil calcular su edad exacta, porque se la aumentaba por coquetería, nada más que para oír decir cuán bien se conservaba a los ochenta y cinco que pregonaba. Le sobraba ánimo, pero le fallaba el cuerpo, le costaba caminar, se desorientaba en las calles, no tenía apetito y acabó alimentándose de flores y miel. El espíritu se le fue desprendiendo en la misma medida en que le germinaron las alas, pero los preparativos de la visita papal le devolvieron el entusiasmo por las aventuras terrenales. No aceptó ver el espectáculo por televisión, porque sentía una desconfianza profunda por ese aparato. Estaba convencida de que hasta el astronauta en la luna era una patraña filmada en un estudio de Hollywood, igual como engañaban con esas historias en las cuales los protagonistas se amaban o se morían de mentira y una semana después reaparecían con sus mismas caras, padeciendo otros destinos. Clarisa quiso ver al Pontífice con sus propios ojos, para que no fueran a mostrarle en la pantalla a un actor con paramentos episcopales, de modo que tuve que acompañarla a vitorearlo en su paso por las calles. Al cabo de un par de horas defendiéndonos de la muchedumbre de creyentes y de vendedores de cirios, camisetas estampadas, policromías y santos de plástico, logramos vislumbrar al Santo Padre, magnífico dentro de una caja de vidrio portátil, como una blanca marsopa en su acuario. Clarisa cayó de rodillas, a punto de ser aplastada por los fanáticos y por los guardias de la escolta. En ese instante, justamente cuando teníamos al Papa a tiro de piedra, surgió por una calle lateral una columna de hombres vestidos de monjas, con las caras pintarrajeadas, enarbolando pancartas en favor del aborto, el divorcio, la sodomía y el derecho de las mujeres a ejercer el sacerdocio. Clarisa hurgó en su bolso con mano temblorosa, encontró sus gafas y se las colocó para cerciorarse de que no se trataba de una alucinación. –Vámonos, hija. Ya he visto demasiado –me dijo, pálida. Tan desencajada estaba, que para distraerla ofrecí comprarle un cabello del Papa, pero no lo quiso, porque no había garantía de su autenticidad. El número de reliquias capilares ofrecidas por los comerciantes era tal, que alcanzaba para rellenar un par de colchones, según calculó un periódico socialista. –Estoy muy vieja y ya no entiendo el mundo, hija. Lo mejor es volver a casa. Llegó a su caserón extenuada, con el fragor de campanas y vítores todavía retumbándole en las sienes. Partí a la cocina a preparar una sopa para el juez y a calentar agua para darle a 18 Librodot

Vuelo Sin Alas: Globos


Hace mucho tiempo un inglés de nombre Roger Bacon construyó una máquina voladora. Esta máquina tenía la forma de un globo.

Muchos años después, dos franceses lograron que un globo de aire caliente se elevara por el aire. Este que vemos aquí es un globo de aire caliente. Diez días después, dos hombres volaron en el primer globo de hidrógeno. El hidrógeno es un gas más ligero que el aire.

El conde von Zeppelin

Mucha gente construyó globos de aire caliente. Utilizaban fuego para calentar el aire dentro del globo y así poder elevarse. Pero estas personas no podían controlar el globo.

El francés Henri Gifford consiguió que un globo volara con vapor. El vapor es agua en estado gaseoso. El vapor hace que el aire se caliente y así el globo pueda elevarse. Esto resultó ser maravilloso.

Más tarde, Zeppelin, un alemán, utilizó un motor con los globos de hidrógeno. Ahora Zeppelin podía controlar el globo. Estos globos se hicieron muy famosos, y ahora se conocen como zepelines.

fotos huaca